RIO DULCE Y LIVINGSTON
Tras muchas veces aplazando dicho viaje, era el momento de adentrarnos en el caribe guatemalteco, en su zona Garifuna.
Como nunca el viernes salimos un poco más tarde de lo planeado, ¿pero cuando no lo hemos hecho?. Tras el periplo nocturno y algún alto para cenar por el camino, llegamos por fin a Río Dulce y nos hospedamos en BackPackers.
Tras el descanso, el sábado por la mañana empezamos nuestro tour, el cual habíamos programado para visitar 7 Altares, Playa Blanca y Livingston, para regresar ya en la noche a Finca Tatín donde nos alojaríamos.
El camino a Livingston fue tan increíble como la imaginé tras lo que me contaron mis padres al regreso de su viaje. Un paisaje completamente selvático, bañado por casitas que evocaban la imagen idílica de pueblecitos caribeños, pero si el paisaje no era suficiente la niebla que cubría los márgenes de la desembocadura del río y la fina lluvia hacia aun más bello el entorno.
Tras hacer un alto inesperado en la ruta visitamos Agua Caliente, unas pozas de aguas termales cercanas a
Después de la parada continuamos nuestro camino y pronto llegamos a la costa de Livingston. Tras salir a mar abierto, nos quedaba unos 20 minutos para llegar a 7 Altares, y por suerte el tiempo iba mejorando. Ya en 7 Altares solo nos quedaba una breve ascensión por el rio para llegar al ultimo altar, desde el cual podernos dar un buen chapuzón. Tras el chapuzón nos pusimos rumbo a Playa Blanca para tomar un merecido descanso.
Ya en la playa nos dimos un buen atracón a base de laterio y demás viandas y pudimos disfrutar a posteriori de un buen banyo y del descanso tomando el sol en la playa.
Tras tomar el sol tocaba regresar hacia Livingston y poder visitar la Guatemala Garifuna en estado puro. En cuanto al pueblo en si nada en particular, comerciantes menos negociadores y mas tranquilos, pero nada en especial.
Finalmente nos vimos ante la noticia de Gustavo el cual debía regresar a Guatemala por motivos de trabajo, por lo cual el resto decidimos que lo mejor era volver todos juntos, con lo cual regresamos a La Finca Tatin para reclamar nuestros equipajes y disculparnos por el no podernos quedar allí con las arañas.
Tras regresar a Río Dulce, tomamos una ligera cena y nos pusimos rumbo a Guatemala. Gustavo cada vez se sentía peor por el golpe que se había pegado en la zambullida y a unos 50 kilómetros de Guatemala me dijo que no podía mas y que condujera el coche hasta casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario