EL VIAJE (SEGUNDA PARTE): PARIS

Tras un vuelo bastante tranquilo llegamos al aeropuerto Charles de Gaule de París a las 9:55 y tranquilamente, ya que teníamos que facturar como muy tarde a las 9:45 y el vuelo salía a las 10:30 nos dimos un paseito por la Terminal 2D y 2C que como en el mapa ponía que estaban pegadas, ¡PARA QUE CORRER!, y bueno tras un pasillo de unos 500 metros obstáculos, bajar unas escaleras subir otras todo ello aderezado y en ingles con un “Please, the 2C Terminal?”, que bueno mi ingles, jadeando a las 10 de la mañana en Paris no es que se diga muy fluido, llegamos al maravilloso segundo control policial que dado que llegábamos con tiempo de sobra, ESTABA VACIO.

Bueno tras esperar a que los veinte sujetos que estaban delante nuestro enseñaran su documento de identidad, nos dispusimos a que si el ordenador debe ir fuera de la bola, pasar el escáner, el bicho pita, volver para atrás dejar la cartera y el reloj y el cinturón en la cesta, volver a pasar, cacheo por aquí, por que hagas lo que hagas te quites lo que te quites el escáner pita y bueno, solo te queda levantar los brazos y sonreír, tiempo estimado de la operación unos 1 minuto, que como íbamos sobrados nos dispusimos a batir el record personal.

Y finalmente tras ponerme el cinturón como si fuera una corbata, pero en plan moderno y desenfado, ya sabéis si nudo ni ná, corrimos hasta la puerta de embarque la cual estaba cerrada, pero ¡JOER!, somos españoles pues se pasa por debajo y se da los billetes a ver si cuela, y… ¡COLÓ! y ya puestos, nos subimos en el avión, eso si, PUNTUALES, a las 10:30 de la mañana.

Ya dentro del aparato hacíamos cálculos de cuanto debería pagarnos el seguro por la demora en la entrega del equipaje, que salvo milagro, ya dábamos por hecho que no iría en el mismo vuelo que nosotros, pero de todas formas, la duda se volvió a plantear después de que el vuelo se retrasara una hora.